Observaciones
sobre el debate de la despenalización del consumo de drogas, en el
contexto de la sociedad actual.
Esta no
seria la primera vez que desde este medio queremos arrimar a nuestro publico y
a la sociedad riojana en general, una mirada que quizás se corre un poco
del “sentido común”, el tema es; el recurrente problema de la droga, o de
las infracciones a la ley 33.737 del Código Penal Argentino, es decir la ley
que establece como delito, la tenencia y el trafico de sustancias ilegales.
Esta Ley que hoy por hoy da claras muestras de estar alejada de un fenómeno ya
instalado en la sociedad, que atraviesa a todos los sectores y estratos, desde
los mas vulnerables a los más privilegiados, y que sin embargo su tratamiento
sigue pendiente. Esto viene ocasionando daños colaterales que ya no caben
bajo la alfombra. Es decir la ley esta más cerca de ser parte del
problema que parte de la solución. Ahora bien para analizar este
fenómeno es necesario ver un poco mas allá de las consecuencias
sanitarias y de seguridad con las que comúnmente se la asocian, y
propiciarle un análisis critico.
Es sabido
que el consumo de canabis es de origen milenario, pero para nuestra sociedad, y
a pesar de ser un fenómeno extendido, no ha dejado de ser un tema tabú.
Esto no ha favorecido las condiciones para un debate serio, su
tratamiento más bien sigue por el camino del sentido común, del cual es muy
difícil salir para abrirse mas allá del tabú que se ha
naturalizado, a causa de la prohibición de esta sustancia. Pero también es
cierto que este sentido común ya no es el mismo de hace treinta años, y se
ha hecho evidente que por el camino de la prohibición no se llega a
ningún lado, o a lo sumo solo se ha logrado criminalizar a las victimas o
a los usuarios, con más perjuicios que ventajas. Esto para muchos; además de
una injusticia, es una distorsión en la justicia, que
insume los recursos del estado sin arribar a mayores soluciones.
Desde hace
unos años el oficialismo nacional viene dando claras señales y haciendo sus
intentos para que esta ley sea debatida y modificada en la legislatura,
principalmente en lo que refiere a la penalización de la tenencia para
consumo de mariguana, una infracción que estaría entre las mas recurrentes
del código penal argentino.
Cabe
aclarar que es muy distinto es el tratamiento que se propone para las drogas
duras, o para el caso del paco, que mas que droga esta cerca de ser un
veneno, el cual viene haciendo mucho daño y desde hace tiempo,
principalmente en el conurbano bonaerense, donde la desigualdad y marginalidad
es mas evidente.
Ante este
fenómeno de desigualdad que debería preocuparnos a todos, no es extraño
advertir, que el enfoque critico es omitido en los medios
masivos. Más bien estos, se encargan de desviar el debate de fondo.
Hoy los medios de comunicación, pasan revista de estos casos pero solo
como objetos de morbo policial. Esta claro que el roll de los medios masivos,
nunca fue el de generar debates constructivos, y esto es una
carencia muy grande para una sociedad, que necesita curarse a si misma
entendiendo lo que le sucede.
Lo que
no pudo ser
El
proyecto para despenalizar el consumo de canabis, tubo como principal impulsor
oficialista al por entonces ministro de justicia y actual
diputado nacional Aníbal Fernández. Actualmente existen al menos
proyectos en estado parlamentario, uno de ellos presentado por la
diputada del F.A.P Victoria Donda, el cual ha obtenido bastante consenso por
parte de las organizaciones que bregan por la despenalización, así como
organizaciones de derechos civiles y humanos.
La
iniciativa contó con muchas voces de la escena política nacional a
favor, incluso es sabido que la Corte Suprema de Justicia, ya cuenta con un
fallo que da pie a sobreseimientos para los casos de tenencia simple o para
consumo. Incluso el Dr Eugenio Safaroni, actual miembro de la Corte Suprema de
Justicia, es una de las más reconocidas voces a favor de la despenalización.
Sin embargo estos proyectos siguen empantanados en el ámbito legislativo.
De las
voces en contra, una de las primeras en levantarse fue de la de la iglesia, con
su consabida posición conservadora y prohibicionista. En la misma línea lo
hicieron la asociación antidrogas y los dueños de las comunidades terapéuticas,
cuyos referentes suelen estar bastante emparentados, por el interés común en la
penalización de la tenencia. Una razón para esto podría ser que están en
juego las internaciones que se hacen de manera compulsiva, a personas
adictas o infractoras de esta ley. Esta es una medida que actualmente un juez
puede tomar en el marco de la misma. Muchos jóvenes son internados
por la fuerza en estos albergues, los cuales no gozan de de buena
fama y que han demostrado ser inútiles para la mayoría de los casos. Estas
voces en contra de la despenalización son la de los mismos sectores que
tampoco estuvieron de acuerdo con la nueva Ley de Salud Mental,
avalada por los foros mas especializados. Son voces atravesadas por sectores
que ven afectados sus intereses, y tienen su peso, y consiguen el favor de los
medios para salir al cruce de estas iniciativas propuestas desde los
sectores más progresistas.
Aun así,
en su momento lo que realmente fue decisivo en la compulsa de
fuerzas necesarias para que esta iniciativa pudiera concretarse, fue no
contar con el visto bueno de unos cuantos gobernadores que forman parte
del oficialismo, entre los cuales esta el Gobernador Beder Herrera, quien
habría deslizado en una rueda de prensa, refiriéndose al tema, como uno
de los pocos que lo separan del kirchnerismo. Paradójicamente el
gobernador socialista, Hermes Biner, de Santa fe, si esta de acuerdo con la
despenalización de la tenencia simple. De igual manera, a los influjos
progresistas del oficialismo nacional les cuesta llegar al interior.
Lucha
contra el narcotráfico o estado represivo?
En el caso
puntual de La Rioja
las infracciones de tenencia para consumo, son tratadas con gran
espectacularidad por los medios de prensa. Lo mismo da si son dos pibes en una
plaza, un allanamiento en el que secuestran 50 gramos , o un porro que
encuentra el perro de gendarmería en la ruta. Estos casos no son tratados por
ningún especialista ni se hace ningún análisis, estas causas son sin mas,
objeto del amarillismo mediático y discriminación. Son muy pocos
los narcos que caen presos, mas bien la mayoría son tenencia simple o venta al
menudeo de pequeños distribuidores. En este contexto lo únicos que obtienen
ventajas son los narcos más peligrosos, aquellos que en connivencia con la
policía, la justicia y la política, obtienen impunidad para ingresar con las
cantidades más grandes y traficar con las drogas más peligrosas.
La
cuestión represiva no queda a fuera de todo esto, no son pocos los
jóvenes, usuarios o no, que opinan que en La Rioja se vive en un
estado policíaco, y que la prohibición que gana las calles estaría funcionando
como un factor de presión social o clima de casería de brujas, ante el cual no
se tiene palabra ni derecho. Esto genera mas tensión y resentimiento. Los
jóvenes más pobres, o aquellos que no tienen coronita y que consumen, se saben
sin derechos y eso no es bueno de ninguna forma que se lo vea. En este
contexto no es alocado pensar la prohibición como una cuestión represiva. Se
sabe que el uso de la mariguana aunque no es tan masivo como el uso del alcohol,
atraviesa casi todos los actores de nuestra sociedad. Entonces la idea de
la prohibición como herramienta del poder no es para nada
descabellada, guardar bajo la sabana del fantasma el código penal,
para desacreditar, o allanar a cualquier individuo, o a aquellos
que les jueguen en contra a sus intereses, bajo la figura penal de la
tenencia simple. Este es un margen posible que viola las más
básicas garantías civiles.
No es
sencillo para nuestra sociedad debatir este problema y ubicarlo en el
complejo contexto de descomposición social, de consumo y
desigualdad en el que vivimos, todo conspira para que esto no
suceda.
Lo que no
podemos hacer es seguir empeorando las cosas, mirando para otro
lado, creyendo que esto es algo que solo les sucede a los otros. Debemos
conmovernos, e informarnos, escuchar con sigilo, y reservarnos el derecho
de dudar de todo lo que se ofrece como verdad absoluta.