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martes, 31 de marzo de 2015

Columna de la Biblioteca Dario Santillan: Diálogos



26/03/2014 NOTA CON AUDIO: Vicente Zito Lema nació en Buenos Aires en 1939, poeta, dramaturgo, periodista, abogado y especializado en derechos humanos. Es el fundador de la universidad madres de plaza de mayo y la universidad de los trabajadores en la fabrica recuperada Impa. 
Son diálogos con autores como Jacobo Fijman y Enrique Pichon Rivière, Fernando Ulloa y León Rozitchner, entre otros. Desde poemas a diversos tipos de textos.

Durante el 24 de marzo que paso, leímos un poema de este libro, de Vicente Zito Lema:




Recordando a Mario Hernández y Roberto Sinigaglia y los demás amigos desaparecidos.

Esto es lo que somos, hojas en la tormenta,
Apenas hojas de luz pobre golpeadas hundidas,
 Vueltas a surgir.
Este es nuestro corazón, un cauce tumultuoso y severo.
Estos son nuestros ojos,
Y qué son nuestros sueños sino sabanas que apestan
A desgracias nocturnas.
Y qué son nuestras manos más que una despedida incierta
 La puerta del pino rustico que se abre al desamparo,
El hueco donde desliza sus fiebres el amigo perdido.
Como detener el recuerdo que calma,
 Donde volver a esos pocos días donde la aventura
Se aligeraba entre arenas no tocadas de granos finos,
Entre riachos florecidos que siempre conducían al mar.
Un mar silvestre y furtivo, llamándonos, llamándonos…
Ofreciendo la miel de la maravilla posible,
 El vaso de la celeste igualdad.
¿Tendrá el viajero marea alta cuando llegue al puerto?
¿Habrá brisa suave en su rivera?
 Alguien esperara a ese viajero purificado
 Por la larga travesía al amigo que sufrió
En su cuerpo todas las tormentas.
¿Alguien lavará de sus ojos la pesadilla?
 Moriré sin tener unidas en mi lengua la tierra y el cielo,
Alimentaré a un árbol, un pez, un perro,
Sin haber visto la corona de rosas en la frente del perseguido.
 He aquí mi imagen, un veterano de duelos,
Otro extenuado cazador de palabras,
Que confunde su cabeza en el barro.
Alcoholes, alcoholes, pesadillas del exilio,
Que acosa y por sobre todo esta ronda de espejos y tragedias
Cuando llega la noche. No hay donde acudir, desnudo y solo.
 Serás tu demencia, la nube que calmara una conciencia que
Hierve en la desgracia. Tu demencia, a la que toco para saber
Como es el rostro del ángel que me espera.
Esto es lo que somos, criaturas sin palabras ante el discurso de dios.
Criaturas sin lágrimas ante el dolor de la madre del amado,
Criaturas que caminan frente a los ángeles que vuelan.
Si, humildes criaturas de la tierra saqueadas hasta en sus lágrimas y palabras.
 Hojas de luz pobre, con la que se ensañan los ángeles de la muerte,
 Enorme manto, agua estremecida,
¡¿Pero qué has hecho con mis amigos ángel oscuro?!
¿En qué pozo o campo de lamento continuaran su historia?,
Porqué te apoderas de sus latidos ángel insaciable, porqué me ahogas.
 Vuelvo a escribir, por un momento deje de hacerlo, necesitaba mirar a mis hijas.
 Nada turbaba sus sueños, el horror de la noche decaía junto a ellas.
Festeje su presencia en la tierra,
Acaricie ese resplandor o plegaria de luz que bajaba desde el cielo hasta sus rostros,
 Y supe que allí está intacto todavía mi amor por dios y por los hombres.
Compas, en esto que se llama alma o corazón o profunda raíz de la conciencia.
 Te espero sin derrotas ángel de la muerte,
 Hasta el último momento, la memoria, nuestra pequeña alegría.

 Hermoso mundo, hermoso mundo amigos míos…