6to Encuentro de Organizaciones y familia Rural de Los Llanos Riojanos
“La tierra es la vida”
Este sábado 27 de agosto, la escuela de la Colonia Fritihortícola fue sede del 6to Encuentro de Organizaciones y Familias Rurales de Los Llanos Riojanos, es por ello que esa mañana un centenar de personas se reunieron en el SUM de la escuela para discutir, analizar, intercambiar ideas y propuestas sobre una problemática común: la tierra.
Maximiliano Gianinni, presidente de Cooperativa Cofrular, y miembro de la Federación de Cooperativas Autogestinadas (FERCOA) dio la bienvenida a los presentes, reunidos una vez más, como hace seis años, para intercambiar las vivencias, las luchas y las iniciativas de quienes viven de y para la tierra.
Posteriormente, la historia se hizo presente en la voz de “Negucho” Pérez, ex presidente de Codetral (Cooperativa de trabajo de Aminga Limitada), quién relató, con el acompañamiento del Padre Gonzalo Llorente, la lucha de los productores aimogasteños por lograr la expropiación de tierras ociosas de Asalini, una familia de terratenientes de la Costa Riojana, en los años ’70. Negucho dio testimonio del rol protagónico que tuvo el Obispo Angelelli en esa lucha, en incentivar la organización de los productores, como así también de la traición de Carlos Menem quién monto su campaña sobre la bandera de la expropiación, y luego, tras alcanzar su objetivo político, les dio la espalda a los productores.
Lo que somos
“La tierra es la vida y parte de la espiritualidad que nos ha dado la esencia como pueblos durante siglos”, dice Roberto Chumbita, miembro de una de las pocas familias originarias que quedan en éstos pagos. “Compartimos todo esto porque nosotros creemos que la esencia de la vida está en que cada familia pueda trabajar la tierra para subsistir con el respeto que se merece la Pachamama”, agrega, y la emoción le quiebra la voz. Solo quienes nacen, viven y mueren tierra adentro, pueden dimensionar las palabras de Chumbita. Cada uno de los campesinos y campecinas reunidos en este encuentro sabía de qué hablaba. Por ello, el poder conseguir los títulos de propiedad de tierras ancestrales fue una de las conclusiones a las que arribaron todas las comisiones.
Lo que nos preocupa y ocupa
El recorrido del encuentro contó con un momento para el trabajo en comisiones, donde las diversas organizaciones y familias discutieron sobre el eje de la tierra. Tras los debates, un auditorio repleto de manos curtidas escuchó atento las exposiciones de cada grupo, en las cuales pudieron encontrarse en los relatos de la realidad cotidiana del campesino riojano, abandonado por el Estado, pero cada vez más organizado y de pie.
El padre Gonzalo Llorente, párroco del Departamento Rosario Vera Peñaloza tuvo a cargo la exposición del resumen de dichas comisiones: el importante rol de los jóvenes, cómo las organizaciones pueden alentar el cariño de sus hijos por la tierra e incidir en la escuela para que no sea un lugar de desarraigo sino un espacio donde aprendan a sembrar, a cuidar la tierra, etc. El cuidado de la tierra, el manejo responsable y planificado, también se debatió, además de los peligros de la mega-minería.
A modo de aporte, el Padre Llorente preguntó si ¿tener un título de propiedad es suficiente? y agregó ¿cómo fortalecer la producción?, “hay campos abiertos, campos comuneros, deben ser administrados por las organizaciones y el Estado en un trabajo conjunto. Porque con campos de 200 hectáreas no podemos sobrevivir”.
En este sentido, en la mayoría de los grupos se analizó el rol devastador que tiene la concentración de la tierra en pocas manos, la mayoría de las veces de empresarios de otras provincias, e incluso de otros países.
Lo que hacemos
El arrope y la miel, los cueros y tejidos, verduras y pan coloreaban el encuentro. Cada organización presentó sus producciones en una galería de carpas colocadas afuera del SUM, productos que también estaban a la venta para los gustosos de lo casero y de los frutos de la tierra.
Lo que nos gusta y alegra
Una veintena de niños llenaron el salón, donde tras el cierre del encuentro, los participantes almorzaban un rico locro. Cada uno de ellos portaba un instrumento y una remera naranja que decía “Orquesta Enrique Angelelli”. La orquesta comunitaria, conformada por niños de entre 8 y 14 años, la mayoría de ellos, hijos de familias rurales de la Capital riojana, alegraron con su música y pusieron el moño perfecto a este nuevo encuentro de organizaciones y familias rurales de Llanos Riojanos.